LUCRECIA VALENCIA ‘LUCA’
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LUCRECIA VALENCIA ‘LUCA’

Me dicen Luca, porque es más fácil que Lucrecia. Soy la quinta de siete hermanos. Antes se tenían muchos hijos, porque, al no haber televisión, los hombres se tenían que entretener con algo. Nací en Tenerife. Mi infancia fue bien negra, la escuela ni la vi.

Desde los 8 años estaba sirviendo en casas de ricos. Mi padre era epiléptico y en un ataque se cayó, se clavó un clavo en la sien y murió. Yo entonces tenía 11 años y todavía me orinaba encima de lo mal alimentada que estaba. Mi madre se fue a Venezuela, y yo me quedé en Tenerife.

Tengo un recuerdo horrible de cuando serví en casa de una señora que tenía un hijo que andaba con muletas. Se suponía que yo tenía que cuidarlo, pero él me intentó tocar, porque yo a esa edad me estaba desarrollando. Cogí un bolígrafo que había sobre la mesa y se lo clavé en la cara. Si no hubiese llevado gafas le habría sacado un ojo.
A los 19 fui para Venezuela a encontrarme con mi madre. En Caracas me hice socia del Centro Gallego, donde iban todos los españoles. Allí conocí a mi marido, que era un cocinero gallego. Pero me salió la torta mal, fue un matrimonio desgraciado. Me casé a los 20 y a los 25 me separé. Fui a mi madre y le dije: yo así no puedo vivir. Él ni bebía ni fumaba, pero era ver volar un pájaro y decir que era un bruja. Andaba con cosas de santería y me llenaba los armarios de hierbas. Cuando me puse de parto de mi primer hijo, me dijo que ese hijo no era suyo y que él no me llevaba al hospital. Me quitó todos los ahorros que tenía, 150 bolívares que tenía en la cartilla. Cuando nos separamos, el juez puso como condición que yo tenía que vivir dos años, como mínimo, en casa de mi madre. Así eran las leyes entonces.

Yo creo que Dios me castigó, porque yo siempre había dicho que no quería tener marido, que quería tener hijos y que yo era suficiente mujer para criarlos sola. Después de eso conocí a Cándido, que también era gallego, y con él estuve 30 años.

Era un músico quince años mayor que yo, y también estaba divorciado. Nos vinimos a Galicia, él con sus tres hijos y yo con mis dos. Después de 30 años juntos, a Cándido le dio alzheimer y se me murió. Las pasé negras. Y ya me vine a vivir a la residencia. He tenido problemas de riego en el cerebro, pero ahora estoy un poco mejor, aunque noto que se me empieza a ir la cabeza un poco. Y el otro día fui a la verbena y me caí, porque no puedo dar vueltas, que me mareo.

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